lunes, 21 de noviembre de 2011

“Reconstruyamos el tejido social”

Crimen organizado, asesinatos, secuestros, extorsión son las palabras que hoy  escuchamos en cualquier conversación ya sea en un café, en la escuela, en el trabajo, en la casa, pero junto con ellas, también es cada vez más frecuente escuchar a personas diciendo: ya basta, alto, es el momento de hacer algo, y un sin número de frases que no hacen otra cosa que expresar el deseo de toda la sociedad mexicana por detener lo que sin duda es la ruptura del tejido social. Hay una necesidad inmediata de transformar el miedo en esperanza.
Razones por las cuales dicho tejido social se rompió podrían ser ilimitadas, sin embargo, nadie pone en duda que uno de los factores que ha sido determinante en esta triste situación es la desintegración familiar que se ha venido acentuando en México.
Por mandato de nuestra Constitución Federal y de los Tratados Internacionales firmados por México es obligación del Estado a través de la ley y de su cumplimiento proteger la organización y el desarrollo de la familia (Art. 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos CPEUM) e incluso el Estado deberá orientar que el criterio de la Educación Pública en México sea robustecer la integridad de la familia (Art. 3, Fr. II, inciso c, de la CPEUM). La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 en su artículo 16 proclama que “la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”.
Las políticas públicas nacionales y mundiales han tratado de fortalecer la temática familiar, especialmente en lo relativo a la infancia e igualdad entre hombres y mujeres. Las Conferencias Mundiales sobre las mujeres se convirtieron en referencia de la visión sobre la familia, incluyendo en sus textos aprobados la importancia de la situación de la mujer en la familia y la conciliación que debe haber entre el trabajo y la vida familiar, las responsabilidades familiares, los roles y estereotipos de hombres y mujeres en la familia y la violencia de género.
Sin duda como País hemos logrado grandes avances en el fortalecimiento de los derechos de la mujer, de la niñez, de los indígenas, sin embargo hemos olvidado algo fundamental que es proteger el eje rector de la convivencia en comunidad: la FAMILIA. Hoy los gobiernos tienen Institutos de la Mujer, de la Juventud, de la Vejez y en algunos casos Institutos o programas específicos para la niñez. No obstante todos ellos tienen acciones propias que no están regidas por una política que de cumplimiento a lo establecido en la Constitución Federal que es el pleno desarrollo de la FAMILIA.
Toda vez que han iniciado las precampañas “no oficiales” de los candidatos a la presidencia de México, los invitó a que me ayuden a hacerles llegar una simple propuesta: la Creación del Instituto de la Familia, órgano que deberá vigilar que todas y cada una de las dependencias de Gobierno tengan la función básica de cuidar el sano desarrollo de la familia.

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